El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor. Platón, Fedro o de la belleza.
Perhaps he knew, as I did not, that the Earth was made round so that we would not see too far down the road. Isak Dinesen
Sólo vemos lo que miramos. Mirar es elegir. John Berger
Y cogeré hasta el final de los tiempos, las plateadas manzanas de la Luna, las doradas manzanas del Sol. William Butler Yeats

sábado, 6 de mayo de 2017

En busca de Beatrice Portinari




(Una tarde del mes de Abril...)
Salimos del hotel Academia-situado justo enfrente de la Iglesia de San Lorenzo-con una lluvia torrencial, de esa que te empapa en pocos segundos, giramos a la izquierda con dirección al Palazzo Médicci-Ricardi. Las estancias y su patio central son espléndidos, guardan un equilibrio en proporciones tan perfecto como sólo el Renacimiento nos ha dado. En una de sus salas, una muy pequeña para la suntuosidad del edificio, se esconde una joya de la pintura del Qinquecento. Se trata de la "Adoración de los Magos" de Benozzo Gozzoli. Un séquito real acompaña a un Melchor, Gaspar y Baltasar que bien podrían ser el vivo retrato de un ciudadano ilustre de la Florencia del siglo XVI. Contemplarlos en silencio se convierte en un encuentro con el pasado de la ciudad y con un tiempo ya muy lejano.




La lluvia y los zapatos mojados nos llevan a un pequeño bar en el que se hace imperativo beberse un primer café (italiano) y como no una fresquísima "Moretti".
Tomamos la vía Cavour y nos plantamos en la Piazza della Signoria para refugiarnos de inmediato bajo la Logia dei Lanzi y sus soportales. Allí en medio de la tormenta se escuchan las voces de Las Sabinas y su rapto y a Perseo y su cuchillo en mano "sangrante" tras cercenarle la cabeza a Medusa. El viento que trae el río Arno silba entre las esculturas y proclama un anochecer más, que la ciudad está protegida de las miradas.





Llega el momento de la cena y que mejor manera de celebrarlo que en una Trattoria con unos "pappardelle al cinghiale" y unos "raviolis a la ricotta" ¡¡assolutamente ottima!!
Acaba el día y tras la cena elegimos un pequeño bar al lado del hotel para disfrutar en su terraza de la noche.




Firenze esconde lugares que bien valen una visita. Toparse con el Duomo es siempre espectacular. Es cierto que la mirada no te llega o no te da para contemplar tanta belleza a si que yo creo que lo mejor es dejarse llevar y seguir caminando. 
En uno de los laterales de la Piazza del Duomo sale una bocacalle muy estrechita que te lleva al Museo de Dante, fuera de los circuitos tradicionales y renacentistas de la ciudad. Dentro de la estancia y subiendo unas escaleritas te sumerges en un espacio y universo propio del autor de la Divina Comedia. Paneles con su biografía escrita, mapas, pinturas, muestran la Firenze más medieval y totalmente desconocida para los viajeros. Al asomarte por una de los ventanales que dan a un patio, se oye la voz de un Dante Alighieri que ha cobrado vida al grito de:

¡Oh vosotros los que entráis,
abandonad toda esperanza!

Inoculados del amargor de sus palabras caminamos en silencio por el estrecho corredor de la calle y sin quererlo alzamos la mirada y leemos un cartel que dice: "Chiesa di Dante". Ahí está señoras y señores la pequeñísima y bella iglesia de Santa Margherita dei Cerchi donde se encuentran los restos y la sencilla tumba de la amada de Dante. Ella es, ella fue: Beatrice Portinari. 



Se ha especulado mucho sobre la existencia real de Beatrice. Para algunos sólo fue un amor platónico, fantaseado e inventado por Dante para su gran obra, la Divina Comedia. Otros hablan de una mujer proveniente de una familia rica cuyo padre, Folco Portinari tuvo el mérito de fundar el hospital principal del centro de la capital toscana. La fecha de su nacimiento se sitúa en el año 1266 y la de su muerte en el 1290, con tan sólo veintitrés años. No se tiene constancia de una relación entre el escritor y su musa. Ella se casó con un banquero llamado Simone dei Bardi y tras su muerte cuentan que Dante, destrozado por la noticia entró en una etapa de excesos y numerosas amantes. Un año después contrae matrimonio con Gemma Donatil.

Dante y Beatrice pintado por Henry Holiday (1883)
Salimos de la Iglesia con una sonrisa. Encontrarnos con Beatrice y Dante ha sido muy especial.
Ponemos rumbo al Piazzale Michelangelo, al mirador más alto de la ciudad y desde donde se contempla la puesta de sol más bella de Firenze.
Ahora mientras el sol se pone y para celebrar una vez más el día, nos pedimos un "Aperol-Spritz" y un "Negroni"
¡Salute!


jueves, 4 de mayo de 2017

Itinerarios gastronómicos de James Cook



A mis manos llegó hace unos meses un título de lo más curioso "Los itinerarios gastronómicos del capitan Cook" de Juana Barría (2002, RBA), finalista del premio Sent Soví. El premio Sent Soví, es un galardón literario que premia obras de temática gastronómica, convocado por la Universidad de Barcelona, la Fundación Sala-Freixenet y la editorial RBA. El premio recibe su nombre del Llibre de Sent Soví (1324), recetario de cocina medieval de autor anónimo y escrito en lengua catalana. Se trata de un documento histórico fundamental que permite averiguar la historia de la alimentación en Europa durante la Edad Media, y en particular de los orígenes de la cocina catalana.


Mapa de Terranova. James Cook

Pero conozcamos un poco más de los hábitos alimenticios del capitán Cook.
James Cook (North Yorkshire 1728- Hawai 1779) vivió 50 años, de los cuales más de las tres cuartas partes se los pasó viajando. A los dieciocho años decidió embarcarse en un barco carbonero, navegando durante nueve años entre puertos de Inglaterra, el Mar Báltico y Noruega. Cuando el Almirantazgo inglés comenzaba a organizar las primeras expediciones al Pacífico, nombraron a Cook como teniente de navío. Sus dotes como marinero, inteligencia y talento, se vieron reflejados en sus diarios y mapas. Uno de los aspectos que más destaca en su persona, es que él procuraba regresar a Inglaterra con toda su tripulación viva, tarea nada fácil en una época en la que  las enfermedades como el escorbuto hacía mella entre los marineros. Dada la magnitud de los viajes, por su duración y lejanía, las provisiones de verdura y fruta fresca se consumían enseguida. Era fundamental idear un sistema para conservar estos alimentos durante más tiempo y poder ofrecer a la tripulación el aporte de vitamina C, indispensable en viajes que duraban incluso años. El capitán Cook se propuso erradicar el escorbuto mediante dietas especiales. Uno de los grandes avances fue el chukrut o sauerkraut, introducido por los holandeses en travesías largas. El chucrut no es más que col fermentada con sal, un alimento que regenera la flora intestinal, refuerza el sistema inmunitario con un gran aporte de vitamina C y hierro. Tras esta revolución gastronómica, Cook comenzó a adoptar nuevos productos y comida que iba descubriendo por cada uno de los lugares que visitaba y no dudaba en incluirlos en la dieta de a bordo, tan bien reflejado en sus Diarios.


El objetivo de Juana Barría tal y como añade en la introducción, es acompañar al capitán Cook en lo que ella denomina "una exploración gastronómica", tres capítulos, uno por viaje. La autora ha hecho un excelente trabajo de recopilación, recetas de las tierras que visitó, alternadas con textos de los diarios de a bordo escritos por el capitán durante esas tres expediciones. Algunos son platos exóticos, otros son recetas inglesas de los siglos XVIII y XIX recuperadas para la edición del libro.

"Los itinerarios gastronómicos del capitán Cook" no sólo recoge un recetario elaborado a partir de la recolección de alimentos a lo largo del mundo, muestra también el placer por el viaje, el interés por otras civilizaciones y un elenco de personajes históricos que sólo puedes conocer a través de su lectura. Entre ellos destaco al naturalista Joseph Banks, primero en introducir en Occidente los eucaliptos, acacias y mimosas. Los pintores Williams Hodges y John Webber. El naturalista Anders Sparrman discípulo de Linneo. El botánico Sydney C. Parkinson y el médico-cirujano William Anderson.



Los grandes viajes que realizó por el Pacífico, fueron determinantes para la cartografía náutica. Cook plasmó en mapas grandes áreas, desde archipiélagos, pequeños atolones, islas y relieves costeros, documentados por primera vez en mapas europeos. Tres fueron sus viajes.
El primero se realizó a bordo del Endeavour entre (1768-1771) con dos claros objetivos. Uno de ellos observar y documentar el tránsito de Venus sobre el sol por lo que se podrían calcular las distancias de los demás planetas conocidos basándose en sus órbitas relativas.
Otro fue buscar en el Pacífico Sur señales del continente más austral. Durante este viaje comenzó a tener contacto con las tribus locales de las diferentes islas, su aproximación hacia ellos y su interés por los alimentos que consumen "se puede concluir que la raza a la que pertenecen es resistente. Viven principalmente de marisco, como los mejillones, que cogen de las rocas a lo largo de la costa, trabajo que parece reservado a las mujeres".
  

La Royal Society encomendó a Cook durante su segundo viaje (1772-1775) buscar la mítica Terra Australis. La expedición circunnavegó el globo terráqueo a muy alta latitud sur, convirtiéndose en uno de los primeros en cruzar el círculo polar ártico 71º 10`sur. Descubrieron Georgia del Sur, las islas Sandwich del Sur. 
En su viaje de regreso visitaron Vanuatu (en los Mares del Sur) y La isla de Pascua. Veamos aquí un ejemplo de su paso por las islas y de la abundancia de comida "gallinetas de agua o de bosque, que se parecen a la gallina común y que se saborean bien cocidas en pastel o fricasé". "Nunca habíamos comido algo tan limpio y tan bien cocinado: los cerdos estaban cocinados enteros. La carne estaba acompañada de con frutos del árbol de pan asados y con plátanos; como bebida nos trajeron cocos en gran cantidad".
El tercer y último viaje (11776-1780) tenía por objetivo descubrir la existencia de un paso entre el Océano Atlántico y el Pacífico que acortaría el  trayecto entre Europa y el Extremo Oriente. Costearon la fachada oeste americana, desde California hasta el Estrecho de Bering. Ya de vuelta en Hawai ocurrió un desgraciado enfrentamiento entre los hawaianos y la tripulación: "Me temo que esta gente me va a obligar a tomar medidas violentas, pues no hay que dejarles creer que nos aventajan". El capitán Cook fue apuñalado junto a otros cuatro marineros. Murió un 14 de Febrero de 1779.




(A continuación propongo una de las varias recetas recogidas en el libro "Los itinerarios gastronómicos del Capitán Cook" de Juana Barría).

Dadar Gulung (Creps rellenos de coco) Indonesia.

Para la pasta:
225g de harina tamizada
2 huevos
unas gotas de esencia de vainilla
medio litro de agua fría
colorante verde, si decide usarlo

Para el relleno:
220 gr de azúcar
200 ml de agua
1 cucharada de azúcar moreno o de melaza
80 gr de coco rallado
una pizca de sal

Prepare la pasta: ponga la harina en un bol y coloque los huevos batidos en el centro. Vaya mezclándolos con la harina usando un tenedor o un batidor. Agregue la vainilla y vierta paulatinamente el agua, hasta obtener una pasta no demasiado espesa. Déjela reposar mientas prepara el relleno.
En un cazo hierva a fuego suave el agua con el azúcar y revuelva hasta que se haya disuelto el azúcar. Deje hervir a fuego suave durante cinco minutos, sin revolver. Retire del fuego e incorpore el azúcar moreno o melaza. Mezcle el coco rallado y la pizca de sal en un bol, vierta el almíbar y remueva suavemente. Haga los creps y rellénelos con una cuchara sopera de la mezcla de almíbar y coco y sírvalos calientes o fríos.