El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor. Platón, Fedro o de la belleza.
Perhaps he knew, as I did not, that the Earth was made round so that we would not see too far down the road. Isak Dinesen
Sólo vemos lo que miramos. Mirar es elegir. John Berger
Y cogeré hasta el final de los tiempos, las plateadas manzanas de la Luna, las doradas manzanas del Sol. William Butler Yeats

miércoles, 25 de abril de 2018

Viaje a la isla encantada con David Attenborough





Qué gran sorpresa me llevé hace unos días cuando por casualidad, me encuentro con la emisión del documental "ZOO QUEST IN COLOR" del gran David Attenborough. Parece ser que hace unos tres años, una investigadora se topó por casualidad en los archivos de la BBC, con una lata que contenía la serie documental rodada enteramente en Indonesia y en color y que nunca fue revelada ni vista. Dicha anécdota ha hecho posible que podamos disfrutar de uno de los documentales más interesantes sobre la fauna del Archipiélago y, cómo no con la magnífica presencia de Attenborough. Reedito dicha entrada escrita en Octubre del 2012 con la misma emoción que entonces.

En la última feria del Libro de Ocasión encontré una joya titulada "Un dragón para el zoo" (Barcelona: Universal, 1994), escrito por David Attenborough (London,1926). Trata sobre un viaje realizado en 1957 al Archipiélago Indonesio, desde la isla encantada de Bali hasta la isla de Comodo. Durante cuatro meses Attenborough se embarcó en una pequeña odisea: un viaje por la historia de un pueblo marcado por un pasado hegemónico y por una flora y fauna, única en el mundo.
En palabras del autor, aquellos meses se convirtieron en un complicado viaje cargado de múltiples anécdotas. Desde el soborno a la policía local para conseguir los visados y permisos de filmación, hasta la llegada a la isla de Comodo y todo a bordo de una especie de velero y guiados por contrabandistas de armas!
El objetivo de tan singular viaje consistía en filmar al último de los dinosaurios (vivos), el dragón de Comodo. Antes de llegar a la isla del dinosaurio, Attenborough y su compañero de viaje, Charles Lagus sortearon toda clase de inconvenientes burocráticos para la filmación del documental. En realidad era la primera vez que un par de ingleses se adentraban en la jungla en busca de animales, a lo que no estaban muy acostumbrados los indonesios. Lo normal era ir a visitar templos y ruinas como el famoso "Borobudur" en la isla de Java, o adentrarse por las numerosas carreteras accidentadas en busca de la vida rural del campesino: campos de arroz y sombreros cónicos de paja.

"La gente que veíamos trabajando en el campo o caminando por la carretera era alta y bien parecida (...) Muchas mujeres iban desnudas de cintura para arriba, cosa nunca vista en la musulmana Java (...) Las autoridades indonesias, temerosas de lo que los extranjeros consideren tal actitud natural como prueba de primitivismo, prohíben que los turistas fotografíen a las campesinas así desvestidas".


Borobudur Temple

Nuestro protagonista descubre un país y una civilización cargada de un fuerte simbolismo. La música del gamelán y presenciar sus danzas tradicionales transportan al viajero a un lugar mágico. Los artistas llevan gigantescas máscaras y representan a seres nacidos de la mitología indonesia como el barong, que sostienen al espíritu del bosque. 
El barong es uno de los más poderosos y terribles espíritus de Bali, monstruo cuadrúpedo, con espeso pelambre, con máscara de ojos globulares y feroces colmillos salientes, del que cuelga su más poderoso atributo: una larga barba de cabello humano. Los balineses han procurado siempre aplacarlo y él en consecuencia, usa sus poderes para proteger a la comunidad.





El salto de isla en isla a lo largo del alineado archipiélago les permitió conocer  la inmensa cadena volcánica que se extiende desde el sur de Sumatra, hasta las Filipinas, pasando por Java, Bali y Flores. La influencia de los volcanes en la isla y sus habitantes es inmensa. "Sus hermosos pero amenazadores conos dominan el paisaje; la lava y las cenizas, acumuladas de muchos siglos a esta parte, convierten el suelo de Java en uno de los más fértiles del mundo, y el terror de sus períodos de actividad ha motivado que la mitología indígena los considere como morada de poderosas divinidades".


La siguiente parada en el viaje fue la isla de Borneo, lugar donde habita el orangután, magnífico simio, cuyo nombre en malayo significa hombre del bosque.

Lo realmente complicado del viaje fue llegar hasta Comodo y encontrar al dragón. Por aquellos años no era habitual el trasiego de extranjeros deseosos de embarcarse rumbo a una de las islas más desconocidas del Archipiélago.

"¿Cómo ir a Comodo? He aquí un problema que la gente de Surabaya no debía tener costumbre de plantearse. La isla se halla a quinientas millas de distancia y es la quinta de un rosario de islas que se extiende desde Java hacia el Este, con dirección a Nueva Guinea. Ninguno de los funcionarios del Gobierno con quienes tratamos supo decirnos la manera de trasladarnos allí; de modo que tuvimos que averiguarlo por nuestra cuenta".






Attenborough deseaba filmar el dragón en su hábitat y a ser posible cazar un ejemplar. Los primeros datos que se conocen del dragón de Comodo los realizaron unos europeos en 1910. Hasta esa fecha nadie sabía de su existencia. El teniente Steyn Van Hensbroek, de la administración colonial neerlandesa, acuñó el término "cocodrilo terrestre". A partir de ese momento el descubrimiento se difundió de forma generalizada. El dragón de Comodo fue uno de los alicientes para una expedición a la isla, realizada por W. Douglas Burden en 1926. Capturaron doce ejemplares. Dicha expedición sirvió de inspiración a la película "King Kong"  filmada en 1933.  Los neerlandeses (por entonces Indonesia estaba bajo soberanía holandesa), dado el escaso número de ejemplares en estado salvaje, prohibieron la caza deportiva y restringieron la captura para estudios científicos. Las expediciones de recogida se detuvieron al comienzo de la II Guerra Mundial para reanudarse en la década de los años 50, momento en el que se realiza el viaje de Attenborough.



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El viaje se enmarca dentro de la serie televisiva "Zoo Quest" realizada entre 1954-1963. Cada episodio se centra en un animal particular del trópico, sin olvidar la vida salvaje y las costumbres de los lugares. La serie tuvo tanto éxito que se convirtió en el programa de vida salvaje más popular de la televisión británica y estableció la carrera de Attenborough como presentador de documentales de Naturaleza. A partir de aquí la profesión de divulgador científico cobró el nombre en David Attenborough. Hablar de su vida o su carrera profesional no tiene mayor misterio. Todos hemos visto su cara y cuerpo enmarañado en la jungla, acompañando a un ejército de hormigas o al lado de un selecto grupo de tortugas centenarias en las Galápagos. Si este viaje es importante es porque a partir de este momento Attenborough se convierte en uno de los pioneros del documental como género, faceta de la que aún hoy no se ha retirado a sus noventa y tantos años.





viernes, 13 de abril de 2018

Silencio y música de la mano de Paul Bowles




Sucede, en ocasiones, que uno marcha lejos, muy lejos, bien para reencontrarse con su vida o quizás para olvidarse un rato de quién es-cosa que no viene mal de vez en cuando-. Yo caería en esa tentación por un tiempo, marcharía  a un lugar soleado, en donde pudiera contemplar la puesta de sol desde una palapa, en silencio y con el rumor de las olas.
Hace ya unos cuantos años que el escritor Paul Bowles emprendió un viaje a las mismísimas entrañas del desierto del Sáhara. Su experiencia vital la relató en un magnífico e interesante libro, ya no sólo por su lado aventurero, sino por la fuerza e intensidad que le envuelve. Su título original es de lo más extraño, "Their heads are Green, their hands are Blue" (en castellano se tradujo por "Cabezas verdes, manos azules"). Yo conocí este libro por el gran Luis Pancorbo, una de las personas que más sabe de Viajes, de Literatura, de Antropología, de la vida y de los seres humanos, por eso no podía dejar de leerlo.

De izq a drcha: Emilio Sanz, Carleton, Capote, Jane y Bowles

Paul Bowles nació en 1910 en New York, la gran metrópolis mundial. Pronto sintió esa llamada por lo desconocido, por lo incierto, por lo inalcanzable y se lanzó a por ello. Tras muchas idas y venidas entre el Viejo y el Nuevo Mundo decidió fijar su residencia en Tánger (Marruecos) al lado de su mujer, Jane Auer con la que se casó en 1938. A partir de ese momento la mayoría de sus relatos y libros se ambientan en Marruecos y la cultura musulmana, confluyendo ambas identidades en un mundo desértico y mágico.

Ocurre que cuando uno ha viajado a algún desierto siente algo que hasta entonces le era desconocido. Hablo de la potencia del silencio y su perturbadora fuerza. Hace unos días leía un artículo escrito por Joseba Evola y publicado en El País, titulado "Silencio, por favor", en donde cuenta la experiencia de un noruego llamado Erling Kagge que marcha a la Antártida en solitario durante 55 días. "Caminó, día tras día, en medio de un paisaje blanco y vacío, aparentemente plano. Se envolvió en la (presunta) nada, se enfrentó al (gran) silencio". También dice que sólo enfrentándonos al silencio conseguiremos conocernos.
Música y silencio, van juntas, de la mano, esas pausas entre nota y nota son las que elevan la intensidad del silencio. Nada como sentir la nada para hallarse o encontrarse con uno mismo, y así, de esa manera, entre el ruido existimos, huyendo sin retorno, porque no soportamos no oír nada.
A mi me gusta elegir esos momentos en los que no quiero escuchar(me), para luego dar paso a la música, la expresión artística más bella que ha creado el ser humano, sin menospreciar al resto, por favor!
A Paul Bowles le sucedió algo magnífico en su carrera como músico aficionado y como escritor. En 1959 la Fundación Rockefeller le concedió una beca por un plazo de seis meses para llevar a cabo un innovador proyecto: grabar y tomar ejemplos de todos los principales ejemplos musicales que pudiera encontrar en Marruecos. Cuarenta mil kilómetros grabando música para la Biblioteca del Congreso de los EE.UU y, que en la actualidad se conserva en su increíble fonoteca. Este es sin duda uno de los proyectos etnográficos más interesantes que se han llevado a cabo en territorio marroquí.




¿Pero cómo fue ese primer contacto con el desierto para Bowles?
(...) parece que el silencio fuese una fuerza consciente que, molesta por la intrusión de sonido, redujera al mínimo el sonido y lo dispersara en seguida. Luego está el cielo, comparado con el cual todos los demás cielos parecen intentos fallidos. Rotundo y luminoso, es siempre el punto focal del paisaje. En el ocaso, la sombra precisa y curva de la tierra penetra en él y se eleva rápida del horizonte cortándolo en la mitad luminosa y la oscura. (...) Es una sensación única y no tiene nada que ver con la sensación de soledad, porque esto presupone una memoria. Para los franceses este tipo de sensaciones fueron un especie de "Baptême de la solitude", algo así como un bautismo de la soledad.

De entre las muchas de las grabaciones que realizó Bowles durante estos seis meses, hay una llamada Reh dial Beni Bouhiya particularmente hermosa. En un paisaje inmenso y desolado nos conmueve encontrar un camellero solitario sentado junto a su hoguera por la noche, y escuchar durante largo tiempo las cadencias quejumbrosas y titubeantes del qsbah.



Terminé de leer hace un par de noches "Cabezas verdes, manos azules", el silencio de la noche envuelve cada golpe de tambor y así, en calma, el sueño se apodera de mí.


Temazo: Majid Bekkas "African Gnaoua Blues" (2001)