Ésta historia cuenta un extraño viaje, muy largo, extenuante, exótico y con un propósito tan curioso como digno de ser elogiado.
La aventura la protagoniza el médico alicantino Francisco Javier Balmis (1753-1819) y comienza un 30 de Noviembre de 1803 en el puerto de A Coruña. A bordo de la corbeta María Pita, el objetivo del viaje consistía en hacer llegar la vacuna contra la viruela (una de las enfermedades que más vidas se había cobrado hasta el momento) en un viaje alrededor del mundo. Desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hasta el Continente Asiático, cruzando el Océano Pacífico. Un proyecto de semejante envergadura nunca se había realizado: conseguir transportar una vacuna de continente a continente y que perdurase durante más de un año...
Para entender algo así retrocedamos a la Inglaterra de finales del XVIII en donde un médico rural llamado Edward Jenner descubrió de manera casual la vacuna de la viruela. Jenner observó que las recolectoras de leche, por el continuo contacto con las vacas, adquirían una especie de "viruela de vaca" o "cowpox" mucho menos mortífera que la conocida viruela humana. Consiguió inocular éste cowpox a un niño de 8 años, el cual pasados unos días mostró síntomas de la infección de la viruela pero mucho más leve y no murió. Descubierta la vacuna y gracias a la difusión de las ideas de aquella época ilustrada, se hizo posible la rápida difusión de la misma, por lo que Balmis no tardó en ponerla en práctica en tierras españolas.
El siguiente objetivo era organizar una expedición a América pero había una dificultad: conservar el cowpox durante meses, incluso años y poder inocularlo a la población de las colonias españolas. Se optó por una solución un tanto curiosa: se escogieron a 22 niños del Colegio de los Expósitos de La Coruña para que transportaran la vacuna. Cada semana se les inyectaba a dos niños el cowpox de las pústulas de los inoculados la semana anterior, y de ésta manera de brazo a brazo y de niño a niño, la vacuna permanecería siempre viva por la cadena realizada.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna partió de A Coruña rumbo a América a bordo de la corbeta María Pita, con 22 niños, dos cirujanos, dos ayudantes, dos enfermeras, Javier Balmis como director de la expedición y la tripulación del barco, así como 500 ejemplares del "Tratado histórico y práctico de la viruela" de Moreau de Sharte para su distribución por las principales ciudades.
La primera escala del viaje fueron Las Islas Canarias, seguida de Puerto Rico y Venezuela en donde el grupo de se dividió en dos. El segundo cirujano, José Salvany se adentró en la actual Colombia y el Virreinato del Perú durante los siguientes siete años. Por su parte Balmis se dirigió a Caracas en donde llegaron a vacunar hasta a 12.000 personas. Los resultados fueron satisfactorios, lo que reafirmó y engrandeció la importancia de la expedición y del propio Balmis por lo que fue nombrado Regidor Honorario, título que confirmaría el Rey. La siguiente etapa del viaje fueron La Habana y México, con el propósito de extender la vacuna por todos los territorios de Nueva España, distribuyendo reglamentos e instrucciones para conservar la vacuna, fundando las llamadas Juntas Vacunales junto con sus estatutos.
Recorridos más de 12.000 kilómetros desde el comienzo del viaje, Balmis zarpa a bordo del navío Magallanes un 8 de Febrero de 1805 rumbo a Manila desembarcando un 15 de Abril de 1805. En Filipinas la expedición recibió una importante ayuda de la iglesia para organizar las vacunaciones lo cual facilitó la labor de Balmis ya que sufría disentería, enfermedad de la cual aún no estaba del todo recuperado. Finalmente Balmís decidió no regresar a Méjico con el grueso de la expedición y dado que la vacuna no había llegado a China decidió poner rumbo a Macao (entonces colonia portuguesa) y completar su periplo alrededor del mundo. En su camino de vuelta a España, Balmis consiguió convencer a las autoridades británicas de la Isla de Santa Elena para que tomasen la vacuna. Ya sólo restaba volver a España tras casi tres años y medio de expedición alrededor del mundo. Balmis arribó a Lisboa un 14 de Agosto de 1806, logrando pese a los limitados medios de la época, distribuir la vacuna de la viruela y fomentar su conocimiento para erradicarla.
Fundación Balmis
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
Para entender algo así retrocedamos a la Inglaterra de finales del XVIII en donde un médico rural llamado Edward Jenner descubrió de manera casual la vacuna de la viruela. Jenner observó que las recolectoras de leche, por el continuo contacto con las vacas, adquirían una especie de "viruela de vaca" o "cowpox" mucho menos mortífera que la conocida viruela humana. Consiguió inocular éste cowpox a un niño de 8 años, el cual pasados unos días mostró síntomas de la infección de la viruela pero mucho más leve y no murió. Descubierta la vacuna y gracias a la difusión de las ideas de aquella época ilustrada, se hizo posible la rápida difusión de la misma, por lo que Balmis no tardó en ponerla en práctica en tierras españolas.
El siguiente objetivo era organizar una expedición a América pero había una dificultad: conservar el cowpox durante meses, incluso años y poder inocularlo a la población de las colonias españolas. Se optó por una solución un tanto curiosa: se escogieron a 22 niños del Colegio de los Expósitos de La Coruña para que transportaran la vacuna. Cada semana se les inyectaba a dos niños el cowpox de las pústulas de los inoculados la semana anterior, y de ésta manera de brazo a brazo y de niño a niño, la vacuna permanecería siempre viva por la cadena realizada.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna partió de A Coruña rumbo a América a bordo de la corbeta María Pita, con 22 niños, dos cirujanos, dos ayudantes, dos enfermeras, Javier Balmis como director de la expedición y la tripulación del barco, así como 500 ejemplares del "Tratado histórico y práctico de la viruela" de Moreau de Sharte para su distribución por las principales ciudades.
La primera escala del viaje fueron Las Islas Canarias, seguida de Puerto Rico y Venezuela en donde el grupo de se dividió en dos. El segundo cirujano, José Salvany se adentró en la actual Colombia y el Virreinato del Perú durante los siguientes siete años. Por su parte Balmis se dirigió a Caracas en donde llegaron a vacunar hasta a 12.000 personas. Los resultados fueron satisfactorios, lo que reafirmó y engrandeció la importancia de la expedición y del propio Balmis por lo que fue nombrado Regidor Honorario, título que confirmaría el Rey. La siguiente etapa del viaje fueron La Habana y México, con el propósito de extender la vacuna por todos los territorios de Nueva España, distribuyendo reglamentos e instrucciones para conservar la vacuna, fundando las llamadas Juntas Vacunales junto con sus estatutos.
Recorridos más de 12.000 kilómetros desde el comienzo del viaje, Balmis zarpa a bordo del navío Magallanes un 8 de Febrero de 1805 rumbo a Manila desembarcando un 15 de Abril de 1805. En Filipinas la expedición recibió una importante ayuda de la iglesia para organizar las vacunaciones lo cual facilitó la labor de Balmis ya que sufría disentería, enfermedad de la cual aún no estaba del todo recuperado. Finalmente Balmís decidió no regresar a Méjico con el grueso de la expedición y dado que la vacuna no había llegado a China decidió poner rumbo a Macao (entonces colonia portuguesa) y completar su periplo alrededor del mundo. En su camino de vuelta a España, Balmis consiguió convencer a las autoridades británicas de la Isla de Santa Elena para que tomasen la vacuna. Ya sólo restaba volver a España tras casi tres años y medio de expedición alrededor del mundo. Balmis arribó a Lisboa un 14 de Agosto de 1806, logrando pese a los limitados medios de la época, distribuir la vacuna de la viruela y fomentar su conocimiento para erradicarla.
Fundación Balmis
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
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