El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor. Platón, Fedro o de la belleza.
Perhaps he knew, as I did not, that the Earth was made round so that we would not see too far down the road. Isak Dinesen
Sólo vemos lo que miramos. Mirar es elegir. John Berger
Y cogeré hasta el final de los tiempos, las plateadas manzanas de la Luna, las doradas manzanas del Sol. William Butler Yeats

martes, 16 de febrero de 2016

El diario de Robinsón Crusoe



Robinsón es un nombre que me transmite serenidad, aventura y soledad, mucha soledad. Con Robinsón me sucede lo mismo que con Edmond Dantés, aquel hombre reconvertido en Conde por azares de la historia. La lectura de ambas novelas es algo fascinante, 
¡en serio! 
Esta tarde, mientras hacía tiempo antes de dar mi clase, he vuelto a sumergirme en la lectura del libro "Atlas de Islas Remotas",y curiosamente, ojeándolo, he atracado en Las Islas de Juan Fernández (Chile), conocida como Robinsón Crusoe.
Yo siempre intento apostar por el débil, creyendo que salvará su alma del horror de la desdicha y que con un poco de suerte, su mirada, un día cambiará. Robinsón tuvo que esperar veintiocho años para salir del exilio involuntario de aquel mísero islote y Edmond Dantés suplantó el cuerpo sin vida de su compañero de celda para escapar de la prisión en el Castillo de If. 
Para mí, son como almas gemelas...la soledad, la tristeza y la incomprensión les acompañaron durante muchos años... 



"El diario de Robinsón está en Berlín, en una estantería olvidada de la Biblioteca Nacional del Legado Cultural Prusiano, según declara David Cadwell, del Museo Nacional de Edimburgo. En esta biblioteca de temas náuticos siempre hay algo que hacer, desde hace diez años estudian aquí los mismos historiadores, siempre consultan los enormes volúmenes y enciclopedias que cubren, de suelo a techo, todas la paredes. En el centro de la sala hay globos terráqueos del tamaño de un hombre y a su alrededor se distribuyen los escritorios; en cada uno de ellos, los investigadores escriben sobre distintas islas, una página entera cuando todo va bien, apenas media línea al día cuando no se sienten inspirados. 
Caldwell estuvo en Robinson durante algo más de un mes, investigando la vida de Selkirk, pero no encontró nada más que un pedazo de bronce afilado y puntiagudo, de 1´6 cm de largo. Está completamente seguro de que es la punta del compás de Alexander Selkirk. Caldwell también afirma que el diario, que el pirata fracasado escribió en la soledad de la isla, no está en la Biblioteca. Según los archivos, el manuscrito formó parte de la colección del duque de Hamilton, pero más tarde apareció en una subasta en los primeros momentos del Imperio Germánico. La primera novela escrita en inglés está inspirada en el diario perdido y presenta tantas verdades como invenciones: Alexander Selkirk se convirtió en Robinsón Crusoe, el hijo de un zapatero escocés pasó a ser el hijo de un tendero de York; ambos desoyeron los consejos de sus respectivos padres y se echaron a la mar. 
Los cuatro años y cuatro meses que Selkirk pasó en la isla se ampliaron en la ficción hasta veintiocho largos años, la mitad de la vida de un hombre. El pirata se convirtió en Crusoe, dueño de una plantación, que tenía que refrenar su deseo de perseguir destinos más lejanos, y tan pronto como los alcanzaba, deseaba profundamente regresar de nuevo al hogar. 
Se escuchan susurros en la sección de revistas de la Biblioteca, y por la tarde, cuando las hileras de mesas se van iluminando, pueden verse páginas bailando a través del gran ventanal de la fachada principal. En la sección de manucritos están haciendo inventario. El 4 de Febrero de 2009, una portavoz aclara lo siguiente: En los pasados días hemos consultado todos los catálogos posibles y no ha habido suerte, no hemos encontrado nada. El diario de Selkirk no está aquí. Lo podemos asegurar con completa certeza. La vida de los escritores parece ser más fácil que la de los buscadores de libros perdidos". (Judith Schalansky. Atlas de Islas Remotas. Nórdica Libros.2013)




*Escena de la película "Wings of Desire" by Win Wenders (1987)

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