El alma que ha visto, lo mejor posible, las esencias y la verdad, deberá constituir un hombre, que se consagrará a la sabiduría, a la belleza, a las musas y al amor. Platón, Fedro o de la belleza.
Perhaps he knew, as I did not, that the Earth was made round so that we would not see too far down the road. Isak Dinesen
Sólo vemos lo que miramos. Mirar es elegir. John Berger
Y cogeré hasta el final de los tiempos, las plateadas manzanas de la Luna, las doradas manzanas del Sol. William Butler Yeats

lunes, 2 de junio de 2014

¡Que le corten la cabeza! ( I parte)


Viñeta publicada en el diario el País 2 de Junio 2014 por Forges

Comencemos hablando de reinas!. La primera es una de mis favoritas y la protagoniza la Reina de Corazones en "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carroll. Esta señora, vestida de naipe de la baraja francesa del mismo nombre, no tenia muy buen humor, más bien se cabreaba por casi todo, y sin mediar palabra condenaba a la gente con la pena de muerte a la menor ofensa. La reina no escatimaba en nada, tanto si los problemas o las dificultades eran graves o no, sus palabras a grito pelao resumían una ejecución inminente: ¡que le corten la cabeza!.
Cuando Alicia entra en el jardín de la Reina se encuentra con tres jardineros naipes que están pintando de rojo todas las rosas blancas. Alicia les pregunta el porqué de su trabajo, y ellos le explican que se han equivocado en el color de los rosales y deben ocultar su error ante la Reina.
-Mi nombre es Alicia, para servir a Vuestra Majestad-dijo muy finamente la muchacha, pero agregó para sus adentros:"¡si nos son más que un paquete de cartas! ¿A qué temerles?"
-Y quienes son éstos-volvió a preguntar la Reina, señalando a los tres jardineros que estaban tendidos alrededor del rosal.
Ellos, como ustedes comprenderán, estaban tendidos de bruces y ocultaban la cara. Su espalda plana y rectangular mostraba un dibujo igual que las espaldas de todo el resto de las cartas, ya que pertenecían al mismo paquete de naipes. No se podía distinguir entonces si eran jardineros, o soldados o cortesanos, o simplemente, sí sólo eran tres niños. 
-¿Cómo voy a saber yo?-contestó Alicia, sorprendida de su propio valor- no es asunto que me incumba...
La Reina se encendió de ira y, después de mirar fijamente a la muchacha por un momento, empezó a gritar como una bestia salvaje:
-¡Que le corten la cabeza!



Los Borbones llevan la friolera de unos 300 años en el país, con sus altibajos de por medio: La Guerra de Independencia (1808-1814), el Trienio Liberal (1820-1823), la I República Española (1873-1874). Con estas palabras la recibía el republicano Emilio Castelar cuando subió al estrado y pronunció:

"Señores, con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga  de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la renuncia de Don Amadeo de Saboya, la monarquía democrática; nadie ha acabado con ella, ha muerto por si misma; nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la naturaleza y de la Historia. Señores, saludémosla, como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra patria".


Caricatura de la revista satírica La Flaca en la que aparece Pi y Margall desbordado por el federalismo

La dinastía borbónica llegó a principios de 1700, tras la muerte de Carlos II de Austria. Murió sin descendencia, a pesar de los empeños que puso el hombre por dar un heredero a la corona. Empleó tanta energía que le dejó algo trastornado, tanto... que se le conoce como el Hechizado. Así lo describe en una carta a Luis XIV el entonces Embajador de Francia en la Península: "El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración, tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura (...) asusta de feo". Parece ser que Carlos II padeció una enfermedad conocida como el síndrome de Klinefelter, una alteración cromosómica expresada por un cariotipo 47/XXY, es decir que tiene un cromosoma X supernumerario, probablemente debido a la afición y gusto por la endogamia que practicaban los Austrias, patrón repetitivo entre los Borbones; a parte de otras múltiples enfermedades como la hemofilia o la sífilis.
Carlos II sospechaba que había sido víctima de un hechizo y que por esta razón le era imposible engendrar. Ante la duda le ordena investigar al Inquisidor General, Cardenal Rocaberti, el caso. El hechizo se resume en las siguientes palabras: "Se lo habían dado en una taza de chocolate en la que habían disuelto sesos de un ajusticiado para quitarle el gobierno; entrañas para quitarle la salud y riñones para corromperle el semen e impedir la generación". Qué tiempos aquellos...

Carlos II

Tras la Guerra de Sucesión (1701-1713) al trono español, Felipe V (1683-1746) aparece en escena. Se instaura una nueva monarquía en España y con ella los Borbones, procedentes de La France. De entre todos ellos, posiblemente sea Felipe V el que se lleve la palma en cuestiones de rarezas y excentricidades. Se le tachó de hipocondríaco, melancólico y para más inri, si cabe, falta de higiene, vamos...lo que todos conocemos por un guarro. Se le conocen muchas anécdotas en su modus operandi. En una ocasión se creyó atacado por el sol cuando cabalgaba la mañana del 4 de Octubre de 1717 y desde entonces se sintió al borde de la muerte. Tampoco se dejaba cortar ni el cabello ni las uñas. Tan alucinado estaba que en su delirio llegó a creerse muerto y a preguntar por qué no había sido enterrado. Su comportamiento fue de mal en peor, tal es el caso que incluso temió ser envenenado por una camisa...y desde entonces pasó un año entero sin mudarse. Así lo describe el historiador Henry Arthur Kamen en su biografía Philip V of Spain: "(...) realmente no se había lavado desde hacía por los menos cuatro meses y su condición era tal que al intentar asear el cadáver, los sirvientes se llevaban en las esponjas trozos de piel".


Felipe V por Michel Van Loo 1735. Museo del Prado.

El siguiente en la lista es Fernando VI, apodado el Prudente. Reinó poco tiempo, desde 1746 a 1759. Fue un monarca bastante comedido, de hecho esta etapa fue descrita como "Paz para todos, guerra para nadie". Estuvo casado con Bárbara de Braganza y al no tener hijos el trono recayó en su hermanastro Carlos III.

Carlos III, apodado El Político, reinó desde 1759 hasta su muerte en 1788. Fue Duque de Parma, rey de Sicilia y de Nápoles. Se vio obligado a tomar parte en la Guerra de los Siete Años (1759-1763), un conflicto que casi nadie recuerda (excepto por la magnífica película Barry Lyndon dirigida por Stanley Kubrick en 1975)  y que fue decisiva en la posterior Guerra de Independencia de los EE.UU, sobre todo en el intercambio de colonias. El caso es que Carlos III tenía otras preocupaciones, a parte de las dichosas guerras y contentar a su pueblo. Según cuentan Carlos III hubiera sido más feliz de no ser por las imbecilidades de su hijo y heredero, osease Carlos IV.
En una tertulia cortesana en la que se conversaba sobre esposas adúlteras, el futuro príncipe dejó caer lo siguiente:
-Nosotros, los reyes, en este caso, tenemos más suerte que el común de los mortales.
-¿Por qué?-le preguntó su padre.
-Porque nuestras mujeres no pueden encontrar ningún hombre de categoría superior con quien engañarnos.
Carlos III, se quedó pensativo y algo aturdido por la reflexión de su hijo y murmuró:
-¡Qué tonto eres hijo mío, qué tonto!¡Las reinas también pueden ser putas!




El príncipe de Asturias, don Carlos, futuro Carlos IV, se casó a la edad de 17 años con doña María Luisa de Borbón (una prima-hermana) de 14 años. El matrimonio tuvo nada menos que catorce hijos, uno más que los que tuvieron sus padres. El escritor José María Zavala, en su libro "Bastardos y Borbones" lanza la hipótesis sobre si realmente los hijos que tuvo María Luisa fueron de Carlos IV, al parecer en un documento encontrado del confesor de la reina, ésta reconoce que ninguno de sus catorce hijos son de su marido.

La familia de Carlos IV (1800). Francisco de Goya. Museo del Prado

Nuestro siguiente borbón en la lista es Fernando VII, llamado el Deseado o el rey Felón. Fue rey de España entre Marzo y Mayo de 1808 y, tras la expulsión de José I Bonaparte (José Botella como se le llamaba en España),  nuevamente desde 1813 hasta su muerte. Fernando VII la preparó en el mal sentido, entre 1814 y 1820 restauró el absolutismo, derogando la Constitución de Cádiz y persiguiendo a los liberales. Tras seis años de guerra, el País y la Hacienda estaban devastados sin conseguir restablecer la situación. En 1820 un pronunciamiento militar da paso al conocido Trienio Liberal (1820-1823) restableciéndose la Constitución y los decretos de Cádiz, sin embargo Fernando conspiraba para volver al absolutismo a través de la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, vamos que vendió su pueblo a un puñado de mercenarios franceses. Se casó cuatro veces y no fue hasta su matrimonio con María Cristina (otra prima) quien le diera dos hijas como herederas, Isabel y Luisa Fernanda. De varones nada, lo cual acarreaba un problema para la monarquía conforme a la Ley Sucesoria impuesta por Felipe V: reinaría el varón más cercano en parentesco, esto es su hermano, el infante Don Carlos. Para los que se pregunten por los Carlistas, es aquí donde nacen. Zumalacárregui y Ramón Cabrera "El tigre del Maestrazgo", por poner un ejemplo de aguerridos generales carlistas.
(Continuará...)




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